El 21 de julio de 2015 y debido a un episodio de lluvias torrenciales en la zona del calmo de Claror, concretamente en unas laderas con mucha pendiente y con poca vegetación, se produjo una fuerte erosión en los cascajos (canchales de piedra menuda y tierra) de la zona y, en consecuencia, un importante enturbiamiento del río de Claror (afluente del río Madriu), provocando que las aguas de la parroquia de Escaldes-Engordany no fueran aptas para el consumo humano durante varios días. Una vez fragilizada la zona, se constata que precipitaciones posteriores con una menor intensidad acaban generando episodios de turbidez excepcional, que provocan nuevos cortes en el suministro de agua potable.